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Reza el dicho que dice “bueno es  el cilantro pero no tanto”  no hablar de más, ni callar en exceso.  Es fundamental la participación igualitaria entre quienes entran en el proceso de la comunicación.

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Si es de esas personas como yo,  que hablamos como dicen por ahí “hasta por los codos” al comunicarnos por cualquier canal, es vital detenerse a reflexionar ¿cómo lo esta haciendo? Pues en múltiples ocasiones atropellamos  a otras personas y en realidad no se concreta un intercambio de información. Suele ocurrir que uno de los actores solo se interesa en expresarse y no en lo aportes del otro, en muchos casos por mero ego.

¿A que me refiero con eso? al hecho que inconscientemente consideramos que es tan bueno lo que tenemos que decir o que sólo enviamos una instrucción,  que hacemos que sea una comunicación recta y aburrida al no existir retroalimentación. Nos enfocamos en emitir y no en también recibir, es entonces cuando no llega a cumplirse a cabalidad el estar comunicados.

Si vamos a la definición de egocentrismo nos encontraremos con que “el egocentrismo es la característica que define a una persona que cree que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás”. Por tal razón, cuando no dejamos que los demás se expresen estamos dejando de ESCUCHAR, cumpliendo el papel de ególatras.

Asumiendo el rol de este personaje no se valoran las necesidades de los demás, de allí parto a definir esta dinámica como “egolatración” porque al perderse la práctica de intercambiar  pensamientos se pierde hasta el sentido etimológico de la palabra “comunicación”.

A  pesar que en lingüística y grámatica  no exista la denominación que formulé sino que   a estas actitudes se les llama egolatría, la anterior encaja perfectamente,  siendo la formación de este vocablo  la acción y efecto de ser ególatra. Sabiendo que todo comunica, desde nuestras actitudes, lo que se dice  hablado o escrito e incluso lo que se calla.

Es indispensable otorgar el gran valor que merece  la escucha, porque entre los aportes que brinda podemos mencionar que permite  incrementar la motivación en la conversación, lógicamente disminuyendo las tensiones y el giro que puede dar hacia el aburrimiento, además se aprende del otro y se gana tiempo para pensar.

Recordemos hacer un autoanálisis de las prácticas que ejecutamos en nuestra vida a diario y siempre busquemos en que  podemos mejorar lo que estamos haciendo. Y siempre tener presente  que de los demás se derivan aportes que pueden ser significantivos.

¡Hable, pero también escuche! Y luego compare resultados.

Francis Ynilud Mota.

lbefrarte@gmail.com

@libefrarte @franciisynilud